Como bien retrataba el ya fallecido sociólogo polaco-británico, vivimos en un momento de la historia donde las instituciones tradicionalmente estáticas y sólidas, que definían y "enmarcaban" nuestra realidad se han desvanecido. Sin embargo, no han dejado paso a una modernidad semi-rígida pero segura, todo lo contrario, el tiempo de fábricas y trabajos rutinarios, creencias estables, identidades fijas, ha dejado paso a un tiempo histórico marcado por la precariedad, el ritmo cambiante e inestable, la velocidad de nuestras acción y la incesante, y por consiguiente, agotadora dinámica de cambio continuo; todo ello, empantanado de un individualismo ostentoso.  

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La cultura de la modernidad líquida ya no tiene un populacho que ilustrar y ennoblecer, sino clientes que seducir (Z. Bauman; 2017).

La modernidad líquida que transformó nuestra realidad económico-empresarial

Al igual que con los cambios estivales, donde cada estación tiene su naturaleza, flora, fauna y particularidades; cada momento histórico tiene sus actores y sus características. La modernidad sólida era la época de las grandes fábricas, de los procesos de producción en serie, de las ciudades rectangulares y cuadriculadas, diseñadas para el coche y para un uso exclusivamente funcional de ellas, las instituciones todo-poderosas y las voluminosas estructuras burocráticas. Sin embargo, con la entrada de los años 90, la apertura a la globalización y el acceso a nuevos medios de comunicación, Bauman apunta a la entrada de un nuevo momento histórico: "la modernidad líquida". Esta viene caracterizada, como decíamos, por el consumo, la agilidad, la volatilidad y el individualismo, pero sobre todo, es un escenario en el que predominan el cambio y la incertidumbre. En este escenario, y con un caldo de cultivo idóneo, es donde empiezan a surgir nuevos modelos empresariales, nuevas formas de hacer y de re-pensar nuestros problemas. Por un lado, los actores caminan hacía esa nueva sociedad, y por otro, esa nueva sociedad empuja a los actores hacia la misma.  

A la medida que este nuevo estadio social se asiente, vemos como poco a poco permea nuestra realidad económico-empresarial, donde el contacto fugaz, intermitente y volátil (como describía Bauman las relaciones inter-personales en "la modernidad líquida"), valen hoy en 48.000 M$ en Wall Street (2019). Hablamos como no, de una empresa competidora de Tinder, Bumble, cuyo valor bursátil es el ya comentado. Por cierto, esta empresa fue fundada en 2014. Posiblemente sea el ejemplo más mediático, pero podríamos hacerlo con otros cientos. Entre otras cualidades de nuestro tiempo, el pensador polaco destacaba la precariedad en la vida laboral y la incapacidad, económica y emocional de los jóvenes para establecer residencias estables en ciudades concretas. Seguro que ya han atisbado la dirección del argumento, pero continuemos ilustrándolo. Idealista, empresa española fundada en el año 2000, tiene un valor de mercado estimado de 900 M€. O, por ejemplo, Badi, la joven aplicación que permite compartir casa en formatos de corta estancia con otras personas que se encuentren en la misma situación. Esta empresa fundada en 2015 ha levantado un total de 45 M provenientes del capital riesgo, y está valorada en una cifra cercana a los 135 M€.  

¿Bauman y los nuevos modelos logísticos y de movilidad?

Es en este punto en el que el círculo se cierra. Empezamo a comprender "la modernidad líquida" que Bauman nos retrató, y solo así podemos entender cómo nuevos modelos logísticos y de movilidad son posibles en nuestras ciudades modernas. Ciudades que se encuentran en constante movimiento, líquidas, fluidas y con un alto estrés y tránsito ciudadano. Solo bajo este marco sistémico, bajo esta forma de entender la realidad, es posible comprender, anticiparse y valorar las revoluciones urbanas que estamos viviendo. El primer ejemplo, podría ser Kubbo, una empresa de reciente creación (2018), que plantea una propuesta totalmente adaptada al consumo momentáneo y fugaz de la "modernidad líquida": quiero algo, y lo quiero ya. Kubbo almacena productos en el interior de la ciudad, de cualquier índole, para hacer envíos en franjas de media hora sin importar el tipo de producto. De esta forma, las tiendas online pueden trasponer la sensación de la tienda física (compra instantánea) a la compra virtual, rompiendo las principales barreras del modelo online: la espera y la entrega. En este mismo sector mixto, venta y logística, encontramos a los gigantes de "nueva creación" que se han expandido por Europa a ritmos vertiginosos: Glovo, Deliveroo, la turca Gedir (con una valoración de 7.500 M €). Solo bajo modelos donde el tiempo apremia, la movilidad es constante y la inmediatez es la máxima es posible entender que empresas fundadas hace menos de 10 años tengan hoy valoraciones de estos niveles.  

Solo bajo este marco sistémico de entender la sociedad, debemos entender la realidad si queremos comprender, anticiparnos y valorar las revoluciones urbanas, logísticas y de consumo que estamos viviendo

En lo respectivo a la movilidad, la mirada sociológica del icónico sociólogo también puede aportar valor. Fruto de la precariedad del mercado laboral, tan líquido e incierto, la mayoría de jóvenes optan por opciones alternativas en deferencia de la compra y posesión de bienes. Ya hemos visto el caso de las viviendas, pero el caso de los bienes de consumo de larga duración sigue la misma trayectoria. Según McKinsey, solo el 22% de los jóvenes españoles afirmaba tener intenciones de comprar un coche en los siguientes dos años. Fruto de esta toma de distancia frente a las posesiones estables, entendemos cómo Kavak, empresa de compraventa de coches usados se ha convertido en el primer "unicornio" mejicano, con una valoración de 1150 M €. En el mismo sector, encontramos Drover, una plataforma que ofrece el concepto "coche-como-servicio", es decir, que facilita el alquiler de coches junto con su respectivo seguro y tasas por uso mensual. Actualmente es una de las principales competencias de empresas tradicionales de alquiler de coches. O incluso, las empresas de alquiler (pago por uso) de vehículos ligeros sostenibles para las grandes ciudades. En este micro-sector, en los últimos 5 años han aparecido decenas de empresas con propuestas muy diferentes; desde motos tradicionales, hasta eléctricas, pasando por patinetes eléctricos de alta capacidad. El mejor ejemplo podría ser Bird, empresa americana que recientemente cerró su última ronda de financiación, la cual sitúa su capital total levantado en 623 M$. Su propuesta es convertir las ciudades en sitios más habitables reduciendo el uso de los coches, el tráfico y las emisiones de gases. Puedes desbloquear sus patinetes con su aplicación por poco más un euro y pagar por minuto utilizado.

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Como la realidad nos lo indica, este nuevo momento histórico ha llegado para quedarse, no espera a nada ni a nadie. Es necesario aportar nuevas soluciones, nuevas miradas, que adapten nuestra realidad económico-empresarial a los hábitos y costumbres que esta sociedad ha desarrollado.