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El Walkman, unos de los primeros dispositivos pensados para la movilidad.
El Walkman, unos de los primeros dispositivos pensados para la movilidad.
florian schmetz (At Unsplash)

¿En qué se parece un walkman a la última milla?

Tecnología
July 29, 2021
Diego Zúñiga

Los que peinamos canas, llevamos ya un recorrido en la transformación digital desde el siglo pasado. Vemos ahora el resultado de una pelea por la innovación que ha durado más de tres décadas y que ha tenido claros ganadores, los gigantes tecnológicos que ya conocemos. Por el camino cayeron distintos actores y, sobre todo, distintas soluciones tecnológicas que durante un tiempo hicieron su función, pero que quedaron totalmente arrasadas por la evidente y contundente propuesta de valor de los smartphones. Su movilidad, junto con la potencia de su sistema operativo, abrieron un mundo de posibilidades hasta entonces inéditas e imprevisibles (por lo menos para la mayoría). Pero pensemos en lo que pasó antes ¿Quién no alucinó con aparatos como el Walkman, el discman, las primeras cámaras digitales, los primeros motorolas o las agendas electrónicas?

¿En dónde quedaron estos dispositivos móviles? En una solución parcial.

Nos sorprendieron y realmente nos dieron por un tiempo, soluciones muy válidas a las evidentes necesidades de ocio, orden y comunicación de entonces. Por fin podíamos hablar sin cables, escuchar música mientras hacíamos deporte, etc, etc. Todo un logro... hasta que llegaron los smatphones. A partir de ahí fue un antes y un después. Lo que habían sido soluciones dispersas desde el enfoque de cada industria (la de la música, fotografía, telefonía, etc) quedaron obsoletas al aparecer un producto pensado desde una visión transversal a la industria y sobre todo, desde un concepto de diseño centrado en el usuario. A partir de ahí anuló cualquier propuesta de valor anterior.

La nueva revolución de la última milla

Volviendo al presente, una de las revoluciones que empiezan, como siempre, fruto de una necesidad y un cambio de paradigma; es la de la última milla. Ya somos conscientes de que no es viable seguir la deriva de estirar el modelo logístico tradicional porque está pensado desde un paradigma anterior de ciudad, y sobre todo, desde el punto de vista de la industria, no del ciudadano y de su casa (la ciudad). Con el crecimiento exponencial del ecommerce las empresas de logística fueron recreciendo sus estructuras de forma paralela y con el mismo modelo ineficiente. Eran voz populi los problemas de reparto, la desconexión de intereses, y estaba en boca de todos la insatisfacción de los consumidores finales. Para mejorarlo se han ido poniendo parches. Soluciones aprovechando recursos ya existentes, pero, que en ningún caso están pensados desde la esencia del problema o desde la necesidad real de los consumidores. Respecto a la entrega, la industria tradicional ha puesto más recursos, ciertas innovaciones de software, una red de puntos de conveniencia, que no dejan de ser tiendas de barrio no especializadas en la entrega, etc. Cada día vemos nuevas ideas que vienen a explotar recursos ya existentes (taxis repartiendo, por ejemplo) que no vienen a ser más que parches a un problema que no se termina de abordar de raiz.

El problema originario de la última milla.

Hace poco, conversando con un responsable de logística de una importante empresa de cosmética que distribuye a peluquerías, me confesaba que su error fue salir de la ciudad. Se refería a cómo en su día, pasaron de tener productos dentro de la ciudad en almacenes propios, a externalizar el servicio logístico y su almacenamiento. Las peluquerías son un buen ejemplo porque son algo parecido a las farmacias en cuanto a sus necesidades logísticas. Precisan de un flujo bastante ágil de suministro de productos y suelen tener urgencias. Me confesó que habían perdido bastante rapidez y, que al final, con los problemas de la última milla eran menos ágiles, daban peor servicio, y se les multiplicaban los costes de representación comercial. Es un ejemplo más de cómo se ha llegado a un momento que no se esperaba, y sobre todo, de las virtudes que dieron y que darán la cercanía y la capilaridad. El problema fue salir, los que salieron, o no haber entrado antes los que no estuvieron.

¿Por qué no se ha desarrollado todavía una red logística de ciudad?

Precisamente porque las empresas han ido redimensionando la capacidad de reparto desde el viejo paradigma logístico centrado en sí mismos, en su propio sistema, es su propia solución. Esto ha generado insatisfacción en el cliente final que tenía que utilizar distintas herramientas de comunicación para cada operador logístico. ¿Quién no se ha vuelto loco, logándose en distintas plataformas de compañías de reparto, para, al final, no poder concertar una entrega en el tiempo y forma que de verdad nos convenía?. Esta fue una de las razones por las que Amazon se alarmó y decidió controlar más de cerca esa entrega final, desarrollando su propia red y sistema. Amazon es grande y se está haciendo mayor precisamente por haber mejorado algo ese dolor que todos sufrimos, pero no lo es todo y, además, sigue sin dar opciones realmente flexibles para el usuario final. Es aquí en este último tramo dónde soluciones disruptivas de delivery se le han adelantado y desde dentro han empezado a poner los mimbres de una nueva logística. Soluciones transversales y customer centric como las de Glovo, Just eat, Koiki por citar algunas de las empresa de transporte ligero.
Nadie ha desarrollado un sistema operativo realmente transversal y capilar que realmente solucione y dé alternativas a las simple entrega a domicilio. Por un lado está la incapacidad de las grandes empresas de logística de tejerla como no sea a través de un clúster, por otro, la negativa y el miedo a compartir sistema con la competencia. Hasta el punto hay un déficit de conectividad y sinergias y las consecuencias son tan grandes para las ciudades, que solo iniciativas de organismos públicos o privados de innovación, se está impulsando una nueva red que salve a las ciudades, y porqué no, a las propias empresas de sus ineficiencia. Cabe destacar la iniciativa del consorcio formado por el Clúster de Innovación para la Logística y el Transporte de Mercancías (CITET), el Centro Español de Logística (CEL) con el proyecto 'Microhubs 4.0' para la ciudad de Madrid y que va a la raíz del problema, analizando las verdaderas necesidades y la operativa, que realmente ejerce un impacto positivo en la reducción de tráfico, ruido, y gases contaminantes.

Un nuevo sistema operativo capilar

Ese sistema operativo acabará llegando. Ya sea de iniciativas como la citada de 'Microhubs 4.0' o similares, si algo se ha demostrado es que el sentido común y, sobre todo, lo que aporta valor al usuario (y en este caso también a su hogar, la ciudad) se acabara imponiendo. Y, al igual que lo que determinó el éxito del smartphone fue algo tan físico como la necesidad de movilidad de las personas, en la ultima milla, lo que determinará ese nuevo sistema operativo, será una solución logística que se ponga en manos de los ciudadanos. Una red capilar que les sirva para recoger, intercambiar y devolver productos. Que sirva para que la compra digital derive en una entrega inmediata. En definitiva, que los ciudadanos puedan decidir su propia logistica.

¿Cuáles son los elementos claves de la nueva red en una smart city?

- El móvil. Aquí conectamos de nuevo con el smartphone. Será el instrumento desde el que manejarán esa red. Desde el que diremos qué nodo nos interesa más.

- Las empresas de delivery. Compañías como Glovo, ya sabemos que no han recibido las importantes inversiones por el 'food delivery', en realidad, su potencial está en el Quick commerce, como comentaba el mismo Oscar Pierre en el siempre interesante podcast de Itniq. No se trata de llevar comida, se trata de unir puntos cercanos para llevar cualquier cosa.

- Los sistemas de trazabilidad. Tecnologías como del RFID empiezan a imponerse en la industria y permite una trazabilidad ágil y económica.

- Los nodos automáticos. Los locales comerciales pequeños son los que abundan y son los espacios más cercanos a los consumidores finales. Viven debajo. No es de sentido común desaprovecharlos.

- Big data e inteligencia artificial. Es una de los elementos clave de más reciente explotación. La década pasada fue la de la recolección del Big data y se espera que esta sea la de su explotación. Sin lugar a duda, esto mejorará la capacidad predictiva de las empresas a la hora de gestionar sus productos y la cadena de suministro.

- El consumidor. Es sin duda el jefe y el que impulsará definitivamente una nueva logística. Se está demostrando cómo son los consumidores, empezando por los early adopters, los que con sus decisiones marcan el camino de las grandes corporaciones.

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